sábado, 9 de noviembre de 2013

Steven Wilson en Madrid

Steven Wilson. Un nombre directamente vinculado a la música progresiva de los últimos veinte años. Un hombre que ayer ofreció un recital de música en Madrid. Posiblemente y sin demasiadas dudas el concierto que vi anoche está entre los 5 mejores de mi vida en cuanto a calidad del mismo. Un escenario ideal como era el centro de congresos Príncipe Felipe (donde se celebran los premios Goya), con una acústica impresionante y con una capacidad para más de dos mil personas sentadas, acogió a este británico que poco a poco ha hecho de su sonido la insignia de multitud de bandas que me fascinan. El juego de luces, imágenes y videoarte forma parte directa de lo que ofrece Wilson sobre el escenario. Una música madura, elaborada, con trasfondo, con un sentimiento que otros ni siquiera conciben. 



Tras un video-introducción de casi 20 minutos que nos sumergió directamente en el universo wilsoniano, apareció Steven guitarra acústica en mano para tocar en solitario el conocidísimo tema "Trains" de su banda Porcupine Tree, como para decir "Sí, soy yo, el de siempre, el genio, y os voy a mostrar de lo que soy capaz". Tema a tema nos fue embelesando a todos con la atmósfera creada por su música. Recorrió sus álbumes en solitario y además nos premió con dos nuevas canciones que aparecerán en su nuevo lanzamiento, una de ellas por nombre "Happy Returns", la otra aún sin título. También se entretuvo charlando con los presentes, con un humor fino, muy inglés, que parecía incluso chocar con la oscuridad de sus creaciones. Celebró los 50 años de la invención del melotrón, explicándonos su funcionamiento (y tocando un poco de King Crimson) y nos explicó que nunca ha sabido leer ni escribir música, que se comunica con sus compañeros a la hora de componer mediante metáforas de lo que quiere conseguir. Talento, ser un elegido de los dioses, una mente brillante dotada de un don para conseguir el sonido perfecto. Hacia la mitad del espectáculo Wilson nos invocó para que nos levantásemos de las butacas, nos acercásemos a él como el mesías llamando a los niños de la tierra, el público respondió y se agolpó lo más cerca posible del que era el héroe de la noche. Tras tres horas intensas, cerró el concierto como empezó, con una canción de Porpcupine Tree: Radioactive Toy, una de sus primeras composiciones, cuando tenía poco más de 20 años de edad. 




Es una maravilla el poder haber vivido en este tiempo para disfrutar de un artista de este calibre. Tenía altas expectativas, pero el resultado fue totalmente desbordante. Steven Wilson, ha trabajado con tantas bandas de las que he disfrutado (Opeth, Anathema, Pendulum, Orphaned Land, Jethro Tull, Caravan, Dream Theater...) que la necesidad de verle a él en particular era inmensa. Anoche pude cumplir con ello. Gracias y hasta la próxima